PROPÓSITO

Fragmento de mi libro SIGMA

Estamos aquí por la voluntad de hombres de crear o conquistar imperios ¿tú, cómo quieres ser recordado?

Somos animales trascendentales, por lo que tanto si descuidamos nuestra parte animal como si desatendemos nuestra parte trascendental, sufriremos.

Cuidar de la parte animal es relativamente sencillo; al menos en nuestra sociedad. Darle la mejor comida y ejercicio, cuidar su salud, así como establecer lazos familiares y sociales mantendrán nuestra parte animal satisfecha.

La parte trascendental de nuestro ser, no obstante, es un poco más complicada de complacer. Somos seres trascendentales porque somos los únicos animales que buscan realizar actividades y alcanzar objetivos que van más allá de su propia supervivencia y reproducción. Somos los únicos que perseguimos objetivos abstractos.

Ya sea la fórmula universal buscada por Einstein, el significado de la vida o la “iluminación”; matemáticos, filósofos y monjes han dedicado su vida a campos completamente estériles desde el punto de vista biológico.

Al parecer, existe cierto éxtasis metafísico en estos empeños que está fuera de nuestros impulsos de supervivencia y reproducción, aunque en la práctica muchos de ellos se traslapan con nuestros imperativos más mundanos, si bien otros conservan una trascendencia puramente “espiritual”.

La matemática, por ejemplo, se traslapa con nuestra necesidad de crear mejores sistemas de desempeño y de organización, es decir, nuestra necesidad de crear mecanismos. Estos sistemas, directa o indirectamente, contribuyen a la preservación de la especie.

Ciencias, mecánica, productividad, todas se benefician del matemático loco que nunca tuvo progenie, beneficiando a su vez a toda la especie humana. Pero ¿qué hay de la iluminación? ¿O la teología?

La religión en gran medida ha contribuido al ordenamiento moral de la humanidad, aportando también a su supervivencia y eficiencia.

¿Qué tiene que ver todo esto con tu vida? Quiero ahorrarte muchos años de análisis y meditación dándote esta pequeña reflexión: buscar propósitos puramente mundanos no te traerá satisfacción, pero perseguir el éxtasis puramente trascendental aislará tu cuerpo de su desarrollo y necesidades biológicas, entonces tampoco estarás satisfecho.

Es en el lodo de la existencia mundana donde el sentido trascendental de tu vida adquirirá un significado. Como un animal, te conviene tener aspiraciones elevadas y alineadas con tu biología.

Es decir, busca la perfección, la mejora, la evolución, pero no descuides a tu pareja, la familia, la tribu.

Encuentra tu propósito más allá de la supervivencia: descubrir, ayudar, inventar; pero no olvides cultivar tu cuerpo, alimentarlo y elevarlo, y tendrás las mayores posibilidades de una vida digna y satisfactoria.

¿Por qué no digo una vida feliz? Porque la felicidad es un producto de la fantasía.

En conclusión, tu propósito debe satisfacer tanto a tu mente, a tu cuerpo y a tu espíritu. Sí, es una labor complicada, así que no hay tiempo que perder.

Este fue un fragmento de mi libro SIGMA: MENTALIDAD PARA UN MUNDO CAÓTICO

respóndeme a este mail si quisieras más información

Iván Barca

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